domingo, 1 de noviembre de 2015

Sobre la casa I


Lo que tienen en común el Ascendente y todos los planetas en conjunción con él,  o desplegados en la esfera de la casa I,  es que se manifiestan de una forma pura e inconsciente, imparable, casi bruta.
Como el AC. es la energía más pura e impersonal  del Zodiaco, se necesita pasar una y otra vez por el sistema de casas que se  abre a partir de él para reconocerlo. Y no sólo para reconocerlo,  sino para comprender el despliegue del sistema de casas mismo, dónde juega su papel cada planeta y cada signo.
El reconocimiento de los planetas situados en la casa I, sobre todo del sol,  si este es su sitio,  llega también en forma de espejo. Pero aquí el movimiento es distinto. El sol, y secundariamente los otros planetas, irradian  de una forma más impersonal e inconsciente que en cualquier otra casa, porque la I es la casa de la acción pura. La conciencia de ser lo que son llega siempre por las consecuencias de su irradiación a través de los aspectos con los que se relacionan con otros signos, planetas y casas, y el aprendizaje de saber sacarles partido a menudo llega tan tarde como el reconocimiento de la energía del propio AC.
De hecho, con un sol en casa I o un marte en conj. con el AC, por ejemplo, todos verán claramente lo que somos y como irradiamos menos nosotros mismos, porque la atención de nuestra conciencia se halla por completo invertida en la acción pura que constituye la principal cualidad energética de la casa I o del ámbito de la energía ascendente o energía que asciende directamente del centro del mandala.

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