martes, 28 de abril de 2015

Astrología y creación continua: El modelo del toroide

Resultado de imagen de toroide
Imagen: www.josefagallego.cl


Llevaba tiempo tratando de configurar un modelo que casara el concepto procesual de la Astrología, que intuitivamente se siente como verdadero, con el concepto, de raigambre tanto advaita como cristiana, de creación "en el ahora", donde todo aparece y se consuma en cada Ahora intemporal, en una creación siempre libre, a la vez eterna y continuamente renovada.
La respuesta, por supuesto, es imposible para nuestra mente limitada, pero no obstante, he encontrado una manera de "imaginar" la conjunción de esos conceptos aparentemente antagónicos, a través del modelo del toroide.
Así, del centro vacío de una matriz en forma de toroide multidimensional, emergería la energía zodiacal, "a la vez" por "arriba" y por "abajo", en una creación continua siempre renovada, energía que aparecería simultáneamente en cada signo, ahora y ahora y ahora, en todos y cada uno de los desequilibrios posibles del Todo, en plena libertad y espontaneidad, consumándose y volviendo al centro vacío también por las zonas " superior " e "inferior" del toroide.
Pero, por otra parte, y en sincronía con lo anterior, esa energía realizaría un movimiento espiralado (ascendente y/o descendente) alrededor del toro, recorriendo todos los signos en un despliegue procesual que, ahora si, incluiría la dimensión temporal.
Burdo, pero moderadamente satisfactorio para mi limitado entendimiento.


lunes, 27 de abril de 2015

Luna y Complejo materno

El concepto de Luna de Carutti podrìa asimilarse al complejo materno jungiano, ese lugar interior, a la vez refugio y prisión, que otras corrientes llaman zona de comodidad, y cuya acolchada calidez nos adormece, nos convierte en postergadores indefinidos y, en definitiva, nos impide crecer y desarrollar nuestro potencial.
Ni que decir tiene que ese aspecto de la Luna es real. Pero se trata sólo de uno de los muchos rostros de la Diosa Blanca.
Hablaremos de los demás en otro momento.

domingo, 26 de abril de 2015

Luna

Que ese inmenso símbolo del Yin sea simplemente... " el refugio de la memoria", eso... ni aunque lo diga mi admirado Eugenio Carutti.
Más, en próximos posts.

sábado, 25 de abril de 2015

Rudhyar sobre Jung

Carta natal de C.G Jung con Ac a 27º de Capricornio

Comparto aquí la interpretación de Dane Rudhyar sobre la carta natal de C:G Jung, que no tiene desperdicio. Nótese que en la misma, el AC de Jung está a 27º Capricornio, y no en Acuario, como suele aparecer en la red. Conociendo algo de la vida y obra de Jung, y sobre todo, teniendo un AC exactamente en la misma posición, a 26º en Capricornio,  y un igual despliegue del sistema de casas, concuerdo con este modelo. Para el resto de la interpretación de Rudhyar, me faltan herramientas para valorarla. Tiempo al tiempo:


El Mapa Natal de Carl Jung, por Dane Rudhyar.



"Antes de interpretar la carta natal de un hombre que ha hecho quizá más que cualquier otra persona viva para fundar un enfoque coherente y vasto del problema de la integración individual, necesito expresar una vez más que el empleo verdaderamente válido de la astrología, psicológicamente hablando, es la clarificación (el hacer más consciente y objetivamente real) de la ley del ser del individuo, del fundamento estructural del yo del individuo. Toda interpretación astrológica cabal debe convertirse en guía de auto-realización, en ayuda del proceso de individuación. Debe procurar transformar la confusión psicológica en una comprensión lúcida de las potencialidades inherentes, y de la manera más lógica desarrollar estas potencialidades en realidades expresadas plenamente.
Con estos objetivos en mente, el astrólogo debe procurar, primero de todo, determinar, a partir del mapa natal, la naturaleza típica de la relación existente entre los factores conscientes e inconscientes, pues esta relación fija la etapa para el proceso de integración de la personalidad y auto realización. Evidentemente, esta relación cambia de modo constante en sus manifestaciones reales y precisas; pero, no obstante, se funda en algún género de cimiento estructural, que constituye el arquetipo del yo futuro.
En todo individuo, el ego consciente tiende a desarrollarse de un modo particular y diferente; emerge de la matriz del inconsciente impetuosamente y con desconfianza, bajo gran presión o de manera suave y cómoda. La actitud del ego hacia el inconsciente depende de cómo se desenvuelve este proceso. Esta actitud la define esencialmente la época en que el individuo llega a los 28 años de edad, la que en Astrology of Personalityllamé la edad de un segundo nacimiento teórico. Esta actitud puede aún cambiar; pero, si parece cambiar radicalmente, eso será en un acto de revulsión; o sea, tenderá a volver a polarizarse en su contrario, por pura insatisfacción consigo misma. Ningún factor astrológico puede indicar el carácter típico de la actitud del ego hacia el inconsciente, así como ningún factor del mapa natal es suficiente para determinar si una persona puede clasificarse como extravertida o introvertida, lo que es una de las cuestiones más difíciles de determinar a partir del mapa natal. Empero, considerando la pauta total del mapa y el modo en que se relacionan individualmente los factores planetarios, mucho puede averiguarse respecto a estos elementos básicos del carácter.

 
Mapa Natal de C. G. Jung, 26 de Julio, 1875, 19:20 hrs., Kesswill, Suiza.

Marc E. Jones determinó que la pauta total de un mapa natal cae dentro de unos pocos tipos estructurales fundamentales. Ya sea que se considere o no que sus definiciones y caracterizaciones son plenamente satisfactorias, el principio subyacente en tal clasificación es enteramente cabal, especialmente dondequiera el patrón de la carta se acerca a uno de los tipos ideales. En su libro, M. Jones presenta el horóscopo de Jung como una ilustración de lo que él llama el tipo extendido de pauta, el que presenta, en su forma ideal, conjuntos fuertes y agudos de los planetas en puntos irregulares y que sugiere énfasis muy individual y deliberado en la vida, donde el temperamento se proyecta dentro de la experiencia según sus propios gustos especialísimos. Considerando la pauta total del mapa natal, el astrólogo puede averiguar la concentración o dispersión relativa de los intereses y líneas de actividad de la persona, es decir, su modo particular de hacer que su experiencia sirva al fin esencial de su ser. El ego deberá usar la experiencia si ha de haber integración de la personalidad y auto realización. La principal función del ego es personalizar la cosecha producida por las muchas experiencias de una vida individual refiriéndola a una estructura relativamente permanente de la consciencia y dándole un significado individual.
Donde los planetas se reparten por todo el mapa, el ego tiende a usar variados tipos de experiencias o el conocimiento adquirido para universalizar los intereses de la persona. El individuo puede involucrarse entonces en muchas áreas de la vida, hallando relaciones entre muchísimas facetas del ser. Si el ego tiene un sentido bastante fuerte de integridad estructural y una visión bastante ancha para integrar este material diversificado, la contribución del individuo al género humano puede ser invalorable en su universalidad o su poder para expandir los horizontes y la participación de todos los seres humanos en las diversas actividades de un mundo vasto. Los planetas particulares recalcados en el mapa por sus posiciones angulares indican la forma característica que asumirá la manifestación de la pauta planetaria.
Por otro lado, cuando muchos planetas se arraciman o se dividen en agrupaciones muy definidas en el espacio, la tendencia del ego es depender de tipos definidos de experiencias, énfasis o contrastes estimulantes a fin de organizar el contenido de la consciencia y hacerlo significativo. Al estudiar algunos mapas, podemos sentir la capacidad del ego para controlar la tensión inducida por los énfasis conflictivos o el desequilibrio del temperamento. En otros mapas, los planetas que simbolizan los elementos colectivos y trascendentes de la experiencia o la presión del inconsciente sobre el consciente – tienen tales posiciones predominantes en el mapa natal que al ego se le pueden presentar varios tipos grandísimos de peligro. Estos peligros abarcan desde el fanatismo y empecinamiento irracional hasta la esquizofrenia real, o cualquier otro género de fracaso en el proceso de la integración personal y espiritual.
El mapa de Jung exhibe una definida dispersión de planetas; empero, también revela una notable simetría. Dentro de dos zonas de unos 90 cada una, están contenidos nueve planetas: Saturno, Neptuno, Luna y Plutón en una; Júpiter, Urano, Sol, Venus y Mercurio en la otra. A mitad de camino entre estas dos zonas, está Marte en Sagitario en el hemisferio del cielo abierto inmóvil, tozudo y con gran intensidad ardiente -. Reducido a sus elementos esenciales, la pauta puede esquematizarse gráficamente en esta figura:
Cuando estudiamos esta significativa pauta emergen varios hechos destacados. Primero, vemos un equilibrio de dos grupos de factores en las zonas del zodíaco que incluyen los puntos equinocciales, conteniendo cada grupo planetas de polaridad contraria a los planetas de la otra (Saturno, Neptuno, Luna en un grupo, son de polaridad contraria, respectivamente, a Júpiter, Urano, Sol y Plutón, en un sentido, puede también decirse de polaridad contraria a los planetas interiores Mercurio y Venus). Entonces, hallamos que estos grupos planetarios se equilibran de tal modo que parecen pender del elevado Marte, algo así como dos cargas que cuelgan, mediante sogas, de un alto soporte. Además, el hecho de que Marte está en sextil (60) a ambos bordes superiores de los grupos planetarios (Saturno y Júpiter que están, por tanto, en trino entre sí, a 120), añade una tendencia latente constructiva e integradora al significado del modelo total. De modo parecido, la Luna está en sextil a Venus y Mercurio, Urano en sextil a Júpiter; y estos diversos sextiles integran y equilibran las fuertes cuadraturas (90) de Saturno a Luna-Plutón, de Júpiter a Venus (y, distantemente, a Mercurio y el Sol), de Sol a Neptuno y de Luna a Urano. Finalmente, el Marte axial fortalece el equilibrio dinámico de la configuración cargada de poder, estando en aspecto de sesquicuadratura (135) a Neptuno y el Sol.
Si se consideraran todos estos aspectos uno por uno, como en las viejas técnicas astrológicas, el resultado sería una extraordinaria confusión de significados. Sin embargo, si toda la pauta planetaria se ve como un motor que opera para la liberación integrada de energía, el cuadro es muy significativo e inspirador. Raras veces se hallan ejemplos de semejante entrelazamiento armónico de factores planetarios vigorosos y liberadores de energía. De esta manera, el horóscopo de Jung puede verse, casi a primera vista, como una fórmula notable para la integración de la personalidad. Si ahora examinamos más atentamente los elementos conexos de esta fórmula, hallaremos también un interesantísimo equilibrio de energía en lo que concierne a la relación entre el ego y el inconsciente colectivo. Esta relación puede también interpretarse como la existente entre forma y energía, entre racional e irracional, entre significado y vida, como podrá verse por el comentario de Jung en El Secreto de la Flor de Oro, una muy significativa vinculación de la mística china y la psicología moderna. El reino de la vida es esencialmente el del dualismo de energías representadas por el Sol y la Luna, mientras que el principio de la forma está bajo la regencia de Saturno.
En el mapa natal de Jung (según los datos que el mismo Jung le proporcionara a la Sra. Fleisher), hallamos que están en ascendente los últimos grados de Capricornio. Saturno, el regente del horóscopo, está en la primera casa, retrógrado en Acuario (que es co-regente con Urano, oponiéndose desde Leo en la séptima casa). Esto establece al elemento Saturniano de la forma en fuerte predominio, aunque el hecho de que Saturno esté retrógrado sugiere que este predominio tiene que luchar contra enemigos internos. En la mayoría de los casos, Saturno retrógrado se refiere a un ego que tiene que volver su atención hacia adentro más que hacia fuera, a fin de ganar el control de las energías biológicas; y ello porque éstas no están normalmente puestas al servicio de los modelos genéricos del organismo humano ni de las tradiciones y moldes colectivos de la sociedad.
En realidad, el horóscopo de Jung demuestra al punto cuán difícil sería para las estructuras biosociales corrientes mantener de por sí el control de sus energías vitales surgidas inusualmente ! Considérese que Urano está en conjunción con el Sol, que la Luna está rodeada por Neptuno y Plutón, y que los dos grupos están en cuadratura recíproca; y se verá cuán radicalmente los planetas del inconsciente desafían la sustancia misma de la vitalidad física y espiritual de Jung. La energía biopsíquica está inquieta y explosiva en el ser de Jung, y el hecho de que el Sol sea potente en Leo y la Luna exaltada en Tauro se suma a la intensidad de una configuración que fácilmente podría conducir a explosiones emocionales o a una peculiar opresión del consciente por parte del inconsciente. Por otro lado, la fuerza de este Sol y esta Luna indica que, en su trabajo de integración, Jung es capaz de depender de una fuerte vitalidad, tanto espiritual como biológica.
No obstante, la necesidad de Saturno es muy grande si ha de mantenerse controlada la energía de los remotos planetas trans-saturninos. El metal del motor de la personalidad deberá ser capaz de contener y liberar decididamente una enorme cantidad de energía biopsíquica inconsciente, o de libido. Si Saturno efectúa la contención (con su atención vuelta hacia adentro, hacia el inconsciente), Marte está a cargo de la liberación; y se demuestra que esta liberación opera de una manera extraordinariamente equilibrada porque Marte es el eje de toda la pauta planetaria. Es equidistante de Saturno y Júpiter (contracción y expansión), del Sol y de Neptuno (el Yo y su vestidura universalista; Cristo y Su Manto de Gloria) y de Plutón y Venus. Está en la casa de la determinación y la reforma sociales (XI), en el signo del conocimiento abstracto y la enseñanza espiritual (Sagitario).
Marte es el símbolo de todas las dirigidas liberaciones de energía y, en un horóscopo que revela tal tensión sobre una energía controlada, es importante todo lo que se relaciona con Marte. Si esa salida de Marte debiera entorpecerse o deformarse, en realidad sería inevitable una explosión psíquica, aún a pesar de la fuerte resistencia de Saturno. Las cuadraturas de Saturno pueden producir energía constructiva, pero si el equilibrio dinámico fuera sacado de quicio por algo que le ocurriera a la salida de Marte, estas cuadraturas se volverían fácilmente destructivas, en especial, aquellas en las que operan Plutón y la Luna. Sin embargo, Marte muestra fuerza destacada, no debido a su posición zodiacal, sino porque está estacionario y ocupa una posición focal en todo el horóscopo. Es fuerte porque en él están equilibradas dos masas de polaridades contrarias, y casi neutralizadas; y, siendo estacionario, tiene un carácter de casi inmovilidad.
El símbolo sabiano, por su posición zodiacal (22 de Sagitario), se suma al significado de estas características marcianas, pues se lee así: Una posición perfecta del mundo viejo se halla en el nuevo: Una lavandería china tiene sus postigos levantados y ahora es ella misma. Este es el símbolo de la realidad del mundo interior al cual el hombre cierra habitualmente sus ojos, el retiro del alma, donde nadie, salvo ella misma, puede entrar. Positivamente, es un grado de fácil equilibrio; negativamente, el mundo en general en una plenitud de goce. La palabra clave es Calma (M. Jones, Symbological Astrology).
Es asombrosa la exactitud literal del símbolo, pues todo profundo estudioso de Jung sabe cómo él encontró una base metafísica y alquímica para interpretar los procesos psicológicos de la filosofía china (el ciclo yang-yin de los cambios compensatorios, el principio de la integración a través de una función mediadora el Emperador – que asimila la necesidad inconsciente de su pueblo y proyecta el modelo estructural del yo-del-cielo sobre el ego-del-Estado). Además, la práctica psicológica no es un proceso de purificación y catarsis, que requiere gran equilibrio, calma interior y un recogimiento periódico dentro de la propia naturaleza interior?
Marte, en el mapa natal de Jung, rige la casa novena (la filosofía, la sabiduría, la enseñanza); para Jung, la enseñanza y la práctica psicológica eran una liberación necesaria. Como psicólogo, tenía que estar, por así decirlo, equilibrado entre la extraversión y la introversión, como Marte – el inmóvil – está equilibrado entre el movimiento retrógrado y el directo. En otras palabras, este Marte es el punto de liberación de un horóscopo en el que todo se halla en estado de dinamismo equilibrado, y así Marte está significativamente equilibrado entre dos direcciones de movimiento. Sus sextiles a Júpiter y Saturno establecen un fundamento social práctico y suavemente constructivo para la liberación marciana. Los revolucionarios impulsos de Jung operan dentro de la estructura de una actitud madura hacia la sociedad, lo mismo que hacia el ego consciente. La calidad de la visión y la comprensión significada por el aspecto trino de Júpiter a Saturno está enfocada hacia fuera e imbuida de idealismo a través de Marte.
El aspecto de Marte de alrededor de 135 al Sol y a Neptuno revela las fuentes más profundas de las actividades públicas y educacionales de Jung. En todo ciclo de relaciones, el aspecto de sesquicuadratura se refiere a la superación de una crisis de acción. Precede al aspecto de oposición (180), que simboliza (en su aspecto positivo) consciencia e iluminación plenas, y sigue al trino (120) que le da un trasfondo de visión; de esta manera, un medio para vencer a la crisis. En el horóscopo de Jung, la séptima casa Leo-Sol es un símbolo orgulloso de la energía y el desarrollo individual masculinos; Neptuno, por el otro lado, a punto de volver a retrógrado en Tauro, es un símbolo de sustancia y riqueza interiores, de evolución racial colectiva. Los dos planetas son masculino y femenino, – hablando espiritualmente y en cuadratura de 90. El primero es el centro de la totalidad del ser, del Yo; el último, la sustancia universal que este Yo puede moldear en un vehículo espiritual para su manifestación. El moldeador y el todavía por moldear están en aspecto de crisis, una cuadratura exacta. Podrá resolverse la tensión? Sólo si se exterioriza. Marte es el exteriorizador. Enseñando a los demás, reformando las técnicas psicológicas, Jung resolvía su propia crisis de formación espiritual; y construía un cuerpo de inmortalidad inmortalidad social, y presumiblemente personal: el Cuerpo de Diamante del esoterismo chino, el Cristo-Niño dentro de los místicos cristianos.
El significado extraordinario de este proceso de integración espiritual en la vida de Jung lo revela el hecho inusual de que su Sol natal está a 11 grados detrás de Urano, y su Luna natal a 12 grados delante de Neptuno. Puede decirse que Urano está en el sendero solar de relación entre el inconsciente y el consciente; y Neptuno en el sendero lunar. Asimismo, vemos estos dos enfoques en un aspecto crucial (o cruciforme) recíproco, con Neptuno exactamente en cuadratura con el Sol, y Urano exactamente en cuadratura con la Luna, una suerte de configuración en forma de X extendida horizontalmente. Una vez más, a las polaridades significativas se las ve en un estado de entrelazamiento.
He recalcado antes el significado de la Luna como una mediadora entre el inconsciente y el ego, y, en el caso del varón, como el símbolo del anima. En su mapa natal, el anima de Jung se muestra en una luz inusual, pues, como ya dije, su Luna está rodeada por Neptuno y Plutón y en cuadratura con Urano. En otras palabras, está dominada enteramente por los planetas del inconsciente colectivo. Pero la Luna está también en cuadratura con Saturno, y muy fuerte en sentido biológico debido a su posición en su signo de exaltación, el prolífico Tauro. Además, está en oposición a la Parte de Fortuna en Escorpio en la novena casa. En otras palabras, la Luna recibe la plena presión de una Cruz en los signos fijos (signos de poder) del zodíaco, estando, además, universalizada y expandida por Neptuno y Plutón de uno u otro lado. Esta Luna gobierna la séptima casa de Jung (sociedad, matrimonio); está también en recepción mutua con Venus en Cáncer, una indicación fortalecedora para la Luna y Venus. Este es un entrelazamiento muy intrincado; y, como la Luna también representa la energía psíquica enfocada a través de la imagen de la mujer en la vida de un hombre (otro aspecto del anima, la imagen de madre-esposa-hija), puede esperarse que en la vida de Jung las mujeres representen un papel muy inusual.
Las notas biográficas disponibles no revelan nada externamente espectacular. En 1903, a los 28 años de edad, Jung se casó con una muchacha perteneciente a una familia suiza conservadora, con la que tuvo cuatro hijas y un hijo. El matrimonio ocurrió cuando su Sol progresado se desplazaba desde Leo hacia Virgo, el punto místico de la Esfinge del zodíaco. Por tránsito, Urano puede haber estado cruzando Marte progresado para la época del casamiento, y Saturno opuesto a su Sol natal; Plutón estaba en oposición a Urano. El matrimonio añadió presumiblemente estabilidad a la vida de Jung. Él se había doctorado en medicina en 1902, se estaba familiarizando con las ideas de Freud (aunque sólo se encontró con él en 1906), y probablemente completó sus estudios en Paris con Pièrre Janet. Este fue sin duda el período informativo de su personalidad madura, pero no sabemos más que eso. Sin embargo, parece que su matrimonio debió haber sido un factor polarizador en el nivel terrestre concreto de la fertilidad biológica-social. Venus tiene mucho que ver con el matrimonio, especialmente en el horóscopo de Jung; y el acento es sobre la productividad concreta. La esencia de la función de la Luna parece que, por el contrario, operó en un nivel más psíquico. También puede ser revelador el símbolo para el grado de la Luna asimismo el hecho de que la Luna se halla en la casa tercera.
El símbolo sabiano de la Luna representa a Un anciano que, con cierto buen éxito que ni él sospecha, procura revelar los misterios a un grupo abigarrado de personas, y se dice que esto simboliza la posesión consciente de conocimiento y potenciales mayores de los que es posible poner en uso inmediato y práctico. El símbolo del grupo abigarrado es en realidad interesante, pues la función de la Luna para Jung puede haber estado polarizada en un sentido universalista (influencia de Neptuno-Plutón) por el grupo abigarrado de mujeres que, como pacientes, demandaban que él las ayudase a establecer en ellas un vínculo con su propia naturaleza interior a través de la fecundación espiritual del logos. El Marte de Jung, el punto de liberación de su horóscopo, está en aspecto biquintil (144) a su Luna (su Saturno también en quintil a su Neptuno, y Plutón a su Sol), y la serie quintil de aspectos (1/5 de 360, es decir, 72) se ocupa de la actividad creadora (la Estrella de cinco puntas que simboliza la victoria del hombre sobre la naturaleza instintiva). No obstante, podemos ver que la Luna de Jung es forzada dentro de un foco de actividad saturniana a través de su participación en la cuadratura de Saturno a Plutón. Por místicos que sean sus ajustes congénitos a la vida y a las experiencias del medio ambiente y es de preguntarse qué clase de persona fue su madre, o si él tuvo o no alguna pariente inusual – el destino de Jung (Saturno) le compelió a encuadrar estos ajustes del ánima a las realidades del mundo social externo, a estructurar sus experiencias intuitivas indudablemente más intensas dentro de los moldes lógicos de una fuerte consciencia del ego. Sin el último (Saturno), y sin la salida suministrada por sus actividades como maestro y reformador, las energías psíquicas de Jung se habrían disipado en una estratosfera inexpresable de visión trascendente.
Lo que hemos discutido cubre sólo algunos de los puntos más esenciales a descubrir a través del estudio de una notable carta natal. Lo que hace que ésta sea tan valiosa para el psicólogo es que es un símbolo destacado de todo lo que Jung puso en el trabajo de su vida. En realidad, esto es siempre más o menos lo que ocurre cuando una gran personalidad llega a la etapa creadora, es decir, cuando se lleva al estado de semilla una totalidad orgánica de experiencia viva, y así logra la energía para inmortalizarse, reproduciendo su visión en las mentes de las generaciones venideras. Y si deseamos comprender lo que C. G. Jung trajo al psicoanálisis que Freud originara, sólo tenemos que estudiar los mapas natales de estos dos hombres, uno junto a otro. La historia que ellos nos cuentan es muy notable. Documentarla en su totalidad nos insumiría demasiado espacio; pero de inmediato podemos ver que el Sol de Freud está en el mismo grado que la Luna de Jung, y que existe una relación muy significativa entre las recalcadas agrupaciones taurinas de planetas en ambos horóscopos. Podemos ver que los horizontes natales de los dos horóscopos son idénticos, pero al revés; que el ascendente de uno está en el descendente del otro. Y en ambos casos, Marte (estacionario en Jung y casi estacionario en Freud) ocupa una posición de tensión estructural o importancia axial; pero cuán diferentes son las implicancias de estos dos Marte ! El de Freud señala las profundidades más hondas, que descubren despiadadamente los restos ocultos de frustraciones sociales; el de Jung enseña el camino hacia las alturas, hacia un aferrarse consciente al problema de la educación y la reforma o regeneración social. Freud, el cirujano del alma, Jung, el guía espiritual, el moderno gurú occidentalizado que asume una actitud muy sensible hacia los universales dentro del foco saturnino de una consciencia clara y un ego determinado".

Fuente: https://www.facebook.com/notes/fundaci%C3%B3n-cg-jung-de-psicolog%C3%ADa-anal%C3%ADtica/carta-natal-de-cgjung-por-dane-rudhyar/10150263418683623

viernes, 24 de abril de 2015

Carutti: a hombros de Jung

Para Jung, un arquetipo es un campo que confiere forma. Un campo mórfico capaz de estructurar, a semejanza de un sistema de cristalización, que confiere su estructura al cristal, sin ser cristal. En cambio, lo que usualmente se entiende como arquetipo sería lo que Jung llama imagen arquetípica. Y es que una cosa es el arquetipo conformador, y otra las distintas formas en las que cristaliza.
El arquetipo está, además, en un inconsciente colectivo que va mucho más allá del psiquismo, habitando un espacio liminar que llega a conectar con ese supuesto afuera al que llamamos mundo exterior, e incluso mundo material. 
Es este concepto jungiano de arquetipo el que Carutti parece haber usado para construir una visión de la astrología que es, probablemente, la más profunda y compleja hasta hoy existente. Y es que todos los conceptos astrológicos, signos, planetas, carta, etc., tal y como los presenta Carutti, son, en realidad, arquetipos en el sentido literal del término, siendo el mandala astrológico, con su centro y su periferia como distintos aspectos de lo mismo. equivalente al Self jungiano, ese misterio que puede, en palabras de Jung, reclamar parentesco con cristales, bestias y dioses.
En cuanto al proceso de individuación, puede, desde mi punto de vista, ser comparado al lento proceso de encarnación de cada carta particular, a través del individuo que es esa carta, a la manera humana, o que es la expresión humana de ese particular desequilibrio del Todo que es una carta.
Ciertamente, Carutti, al utilizar el legado jungiano como cimiento para su propia construcción, sigue siendo un creador por derecho propio, y un creador genial, que no por ello deja de ir a hombros de gigantes, del mismo modo que Darwin se basó en Mendel y Malthus, asimilándolos y trascendiendolos, para construir su teoría de la evolución por selección natural.
Porque lo real, y también el paisaje humano, puede ser modelizado por una red de cartas. Y toda creación es, finalmente, una creación colectiva.

El exacto lugar

Si no aquí, ¿dónde?

jueves, 23 de abril de 2015

Carutti el jungiano

"Si he subido tan alto, es porque iba en hombros de gigantes."
(Newton)

Cuanto más reflexiono, más cuenta me doy de hasta qué punto ha bebido Carutti de la fuente jungiana, y hasta qué punto sus conceptos de Carta natal, destino, isomorfismo holográfico ser-carta-momento- todo, sincronicidad cielo-tierra... y tantos otros, son, en realidad, conceptos jungianos llevados a sus consecuencias lógicas ( no necesariamente últimas) y traducidos a lenguaje astrológico.
Desarrollaré el tema en próximas entradas.

miércoles, 22 de abril de 2015

Sobre la arbitrariedad en la astrologia




Una de las cosas que hacen que la astrología no termine de tomarse en serio es su arbitrariedad. Es decir, el uso arbitrario que hace de sus criterios para homogeneizar significados y significantes que entran ya en el ámbito de las leyes de la correspondencia y la sincronicidad, y que por definición, no pueden ser y se resisten en ser homogeneizados. En su intento por homogeneizar interpretaciones y contenidos para resultar mas convincente, más científica,  la astrología se ridiculiza porque pierde en contacto con las fuentes mas íntimas y complejas de su sabiduría, y acaba cayendo en lo arbitrario  de las inclinaciones subjetivas del propio psiquismo del astrólogo.
La sabiduría de la Astrología, como cualquier otro tipo de saber esotérico, radica en comprender que se encuentra en el ámbito de un espacio y un lenguaje sagrado, y que la carta natal a levantar es siempre una configuración única e irrepetible en el universo, que sigue leyes universales pero que se manifiestan a través de una forma que no volverá a repetirse. Cada matriz zodiacal es un diseño, una manifestación del misterio creador  rica,  profunda y única,  pero cierto uso de la astrología evade la necesidad de adentrarse en el misterio de una carta de una forma abierta, receptiva y humilde, porque implica, ciertamente, reconocer que antes de una lectura uno ha de colocarse en una posición de no saber, para poder establecer un diálogo en tiempo real con el lenguaje con el que la carta se va mostrando y descubriendo a sí misma.
En vez de esto, una gran parte de la astrología (es decir, de los astrólogos), y no necesariamente la mas comercial y predictiva, la mas imbuida del virus del psicologismo, va en busca de comunes denominadores para significar lo que a priori está buscando, con la esperanza de que en todos los casos, o en la mayoría de ellos, se cumpla esa ley.  Habiéndolos encontrado, al astrólogo no le queda mas que rebozarse en una callada auto-complacencia que elude cualquier auto-crítica, y por tanto, cualquier posibilidad de crecimiento y aprendizaje en cada lectura.
Mas allá del absurdo de querer reducir la profundidad de la matriz zodiacal a la función diferenciadora de un Sol en Piscis, o la función afectivizadora de una Luna en Virgo, se querrá encontrar las pruebas astrológicas de que esa ley se cumple, ya sea la de la necesidad de un Neptuno fuerte para justificar la tendencia al alcoholismo, o una conjunción Luna-Marte para explicar la dificultad de exteriorizar la función afectiva de una forma no agresiva, o cualquier conflicto con la madre.
Sin negar que ciertos patrones de configuración parecen confirmar algunas tendencias y que estás parecen repetirse en algunas matrices zodiacales, la profundidad de cualquier matriz es tal, que sólo podremos llegar a estas conclusiones aislando y separando ciertos significados de otros, poniendo arbitrariamente nuestra atención en unos aspectos mas que en otros de la carta. Esta arbitrariedad se encuentra magnetizada por una necesidad de homogenización que le hace un muy flaco favor a la astrología. Que un astrólogo deje que su atención se polarice por cualquier configuración planetaria de la carta en sacrificio de otras,  en vez de preguntarse, desde una actitud verdaderamente mayéutica, cual puede ser la relación y la función de ese stelium en relación a todas las demás dimensiones de expresión de la matriz en esa matriz zodiacal determinada, es un acto que delata que está proyectando sus propias expectativas sobre la carta.
Así, el astrólogo, sin darse apenas cuenta, deja de estar abierto para convertirse en un cazador en busca de presa. No importa si lo que busca lo encuentra en la carta natal. Si no lo hace,  buscará en los tránsitos, en  las revoluciones y si es necesario, en la carta progresada, sabiendo que el lenguaje de la astrología es tal, que dificilmente no encuentre algún elemento en el que polarizar su lectura y que le confirme lo que ya busca de antemamo.
Esta polarización causada por la búsqueda de un criterio homogeneizante es lo que hace que la astrología no haga sino caer una y otra vez en criterios cada vez más arbitrarios, en los que unos dirán que te diste a la bebida por tu Neptuno en Sagitario  en cuadratura con el Sol en Piscis, mientras otros vean que tu problema esta en que cuando empezaste a beber,  tu luna progresada estaba en oposición con el tránsito de Urano sobre tu Plutón natal, que a su vez estaba en cuadratura con Júpiter en Cáncer, o vete a saber tú. 
De este modo, la sacralidad, la belleza, y la gravedad del hacer astrológico se pierde, se diluye en manos de una inmensa pereza y el hábito de no ser capaces de dejar atrás la tendencia de reducir la complejidad de todo hecho astrológico,  que se manifiesta en la profundidad de la matriz zodiacal,  al ámbito del psicologismo, del arquetipismo, o de cualquier -ismo del que sufren los astrólogos que aun no han descubierto que para levantar una carta adecuadamente uno no debe saber nada y mantener cierta actitud auto-crítica hacia las propias tendencias arbitrarias. 
No es que el astrólogo que vive de levantar carta tras carta no sepa nada, o haya ganado cierta experiencia en detectar sincronicidades en distintas matrices, sino que a la hora de levantar debería olvidar lo que sabe para que lo que es se le revele, en el propio lenguaje de la carta, entendiendo que la sabiduría no le pertenece a nadie mas que al Zodiaco mismo y a la Realidad que se expresa a través de su configuración mandálica.

Carutti sobre el Ascendente




"Ahora bien, la energía zodiacal que asciende, "entra" en  la existencia como núcleo de una casa y, por ello, su relación con el psiquismo comparte los principios que hacen al Sistema de Casas.
Al ser una energía zodiacal que se manifiesta a través del espacio de las casas, como cualquier otra área de experiencia, está diciendo que el centro del mandala irradia allí una energía de un determinado signo que voy a experimentar, en principio, como externa a mí.(....)
Podemos deducir, por analogía con Aries-tomando al Zodiaco como matriz de significación de las casas- que consiste en una irradiación amorfa de energía que se manifiesta en la totalidad de la existencia, que no tiene especificidad y que, en ese sentido, da color a toda mi vida. No se trata de la focalización de una energía en una experiencia tipo, sino que aparece en todas ellas, dándoles un matiz muy particular. (...)
Al mismo tiempo, no se trata de una cualidad que se manifiesta  desde una interioridad para ser expresada, con sensación y conciencia de expresión; o con registro de algo-que es interior- que se está expresando en el exterior. Eso sería el Sol o eventualmente la casa V. Dentro del proceso, para que yo tenga conciencia de expresión de una energía, tengo que estár ya más adelante en la lógica del mandala, tiene que haberse desarrollado conciencia de proceso. Y esto es propio de las fases siguientes, no de la primera.
En Aries, fase I- esto es, en el Ascendente,- la energía se libera y crea campos energéticos; sucede, es algo ciego, que no implica autoconciencia. Un movimiento simbólicamente ariano, por lo tanto, es pura exteriorización. Es acto puro sin autoconciencia previa. Por eso, no es expresión ni identificación, aunque pueda ser visible para los demás que yo la irradio.
Sin embargo, como esta energía la irradio espontáneamente-y esto es un principio ariano- no la puedo reconocer en mí. La viviré como exterior, de manera que "afuera" sucederán constantemente situaciones ligadas a la energía del signo ascendente y también aparecerán personas con características de ese signo.(...)
Mi vida es experimentar el signo ascendente, hasta que en un determinado momento me identifico con él y me doy cuenta de que soy yo quien lo expresa.  Si llego a este punto, la energía Ascendente estará para mí  en el mismo nivel de autoconciencia que la del Sol; la única diferencia  es que se nace expresando la energía del sol y no aprendiendo a hacerlo; se aprende de sus consecuencias. 
La energía del ascendente implicará, de esta manera, un viaje de la conciencia por ella. un aprendizaje.(...)
Pero como dijimos, mientras se genera el campo energético correspondiente al Ascendente, se manifiesta por otro lado la energía con la que construyo identidad, básicamente el Sol, y aquella que fue fuertemente afectivizada: la Luna. Pero la energía del Ascendente estará mucho mas lejana, desde el punto de vista psíquico, porque no hace a la afectivización o al reconocimiento de sí. Es energía zodiacal pura, que no está mediada por ninguna función planetaria.
Por eso- en una clara diferenciación con el Sol- veremos que el Ascendente necesariamente, tiene que generar destino. O sea, tienen que sucederme cosas para que yo descubra que soy eso. De lo contrario, como es una energía en sí misma tan lejana a la autoconciencia, no me enteraré jamás que me pertenece o lo haré de forma muy parcial.(....)

La identificación con toda energía exteriorizada será más fácil si resuenan interiormente. Y los símbolos de más rápida resonancia interior son, como dijimos, los planetas, no los signos. Los planetas son inmediatamente asociables a funciones psíquicas, pero los signos no. (...) Los planetas- y este término incluye astrológicamente al Sol y a la Luna- son focalizadores que permiten metabolizar psíquicamente las energías zodiacales. Por ello, las energías que el hombre reconoce más facilmente como propias son las que están ligadas a los planetas que podemos llamar personales (...)
Demos ahora otra vuelta en la espiral: el Ascendente tendrá como cualidad específica ser la via de entrada para la energía zodiacal pura. O sea, la energía que no viene modulada por ningún planeta ni localizada en un área de experiencia determinada, sino situada en un nivel de conexión con el Zodiaco en sí mismo, sin focalizacion psíquica o experiencial.
Eso tiene un significado muy profundo, ya que el Zodiaco tiene que ver con la totalidad. Por lo tanto, el Ascendente es la vía mas clara a una experiencia de Totalidad. Es, en sí mismo, la entrada más directa posible para la psique, de cierta energía que no esta mezclada ni diluída por nada personalizado. Todo esto nos permite comprender cierta matriz lógica de destino. (...)
El Ascendente nos lleva a una vibración de la carta natal en el que yo estoy experimentando los signos en si mismos, no a través de las funciones psicológicas planetarias, ni de áreas de experiencia acotadas, sino a través de la experiencia global.(....)
El Ascendente es una puerta de entrada de la conciencia y de salida de la energía. La conciencia entra por el Ascendente para comprender la lógica del mandala, y la energía sale por el Ascendente en el sentido de que se expresa y establece los patrones de "mi" vida. Es decir, un signo Ascendente encierra en sí mismo un arquetipo o matriz. Para comprender cada signo ascendiendo, uno debe comprender la lógica arquetípica de ese signo. Por ejemplo, si asciende Sagitario, entonces materializo capricornianamente, me vinculo acuarianamente, mi base de identidad es pisciana, me expreso arianamente,  y asi sucesivamente...La rueda gira con cierta lógica de sucesion de casas; de esta manera hay una naturaleza intrínseca en el hecho de tener el ascendente en Aries y la casa VIII en Escorpio.
Hay, en definitiva, una coherencia profunda en la matriz zodiacal. Entonces, profundizar la energía del Ascendente nos lleva a develar los secretos de nuestra estructura más profunda, los que generan la trama de la experiencia a vivir, antes de que se haga conciencia y se sintetice en cualidad. 
Gran parte de nuestros problemas provienen de no darnos cuenta de que poseemos una estructura profunda. 
En definitiva, uno empieza el viaje, pero este implica no solo el viaje por la energía ascendente, sino el viaje por todo el mandala. El secreto de mi energía es que, en realidad, yo me voy a dar cuenta a través del Ascendente -más fácilmente que incluso, a través del Sol- que si no comprendo el signo opuesto -casa VII- entonces no puedo expresar fluidamente mi energía; que si no comprendo el signo que precede - casa XII- tampoco puedo expresar con facilidad mi energía, etc, etc. Y cuando digo comprendo no me refiero a un modo analítico y verbal, sino al hecho comprobado de que, si la expresión de mi energía ascendente se hace fluída, tambien se hacen fluídas las energías de todas las casas.(....)
Entonces, para investigar Ascendentes, para tratar de deducir y comprender cómo se manifiesta el Ascendente, podemos tomar la ecuación que vimos antes: Energía= Conciencia de si + Destino.
Es decir, mi campo energético es lo que yo conozco de mí mas lo que desconozco de mí.
Ahora, en la zona del Ascendente uno arranca con un conocimiento de sí igual a cero, y por eso, el Ascendente es todo destino. Es decir, explicar Ascendentes es, en principio, comprender un destino que está asociado a cierta energía ascendiendo.(...)
Del mecanismo lunar debo aprender que ya está, del Sol tengo que aprender cuales son sus consecuencias; pero el Ascendente tengo que aprenderlo desde lo nuevo, y por eso, es todo destino.(...)
Nuestro trabajo es entonces un entrenamiento para percibir destinos y su transformación en el aprendizaje de la conciencia, ni una explicación de determinadas características zodiacales".


Extracto de Ascendentes en Astrología, de Eugenio Carutti

martes, 21 de abril de 2015

Carutti sobre la matriz Zodiacal



Andy Ostin, 2008.

"Desde el Zodiaco, nosotros sabemos que la energía se manifiesta en una serie de fases que implican formas discernibles. Estas son vehiculos- por no decir encarnaciones- de un proceso único, y por lo tanto, están intrínsecamente ligadas unas a otras. Por eso me interesa que seamos capaces de ver en el Zodiaco como un patrón energético global, y poder comprender cada uno de sus espacios/fases -aquello que llamamos signos- como mutuamente implicados, como en todo mandala.
El segundo punto relevante es poder tener presente en la conciencia que la matriz zodiacal es creadora -o si se quiere ser más cauto, significadora- de diferentes niveles de realidad. (....)
En este sentido, tenemos que hacer un esfuerzo en nuestra época, un tanto resistente a los viejos sistemas de correspondencias, para no reducir la astrología al mundo del psiquismo. Lo humano es solo un nivel particular de manifestación- o significación- astrológica.
El Zodiaco es un sistema vibratorio - por usar una metáfora energética-  en el cual cada una de sus zonas, como si fueran los trastes de una guitarra circular, vibra de una manera específica. Al vibrar, cada uno en su nota, materializa formas ligadas a esa cualidad particular. Dentro de estas, la forma humana y sus características psicológicas inherentes, el modo como toma conciencia el hombre, es solo un caso más. Cáncer, por ejemplo, es una matriz significadora -o proporción  creadora, según como queramos mirarlo, de cuevas, úteros, huevos, casas o personas maternales. Escorpio lo es para venenos, pantanos, excreciones, psiquiatras o todo tipo de curadores. Y asi....
Empequeñecer la astrología a lo humano, es, a mi juicio, una tendencia muy peligrosa que creo surge de querer eludir, en forma inconsciente, el misterio del entramado cósmico que la astrología nos propone. (....)
El Zodiaco es una estructura "sincrónica" y al mismo tiempo, secuencial. Sintéticamente, es una estructura implícita en su misma manifestación. Aparece secuencialmente, pero está implícita estructuralmente. En realidad, hay una secuencia lógica entre un signo y otro, pero al mismo tiempo, una coherencia sincronística. (....)
Dado un cierto comienzo, está implícita una cierta estructura, que será llenada progresiva y secuencialmente. Eventualmente, hasta podría no llenarse en su totalidad. Hacerlo es una cuestión de tiempo y condiciones. Este es un  concepto esencial en astrología: que algo pueda no llenarse en un tiempo dado, pero que está latente para hacerlo, si aparecen las condiciones de contexto..."

Extracto de Ascendentes en Astrología, de Eugenio Carutti

Carutti sobre la correspondencia entre el campo energético, la polarización y el psiquismo (2a parte)




Toltecayotl, pintura de Juan Rios (Ce Acatl) en su serie dedicada a Don Juan


"(....) Cuanto más se estabiliza la estructura en una cierta identidad, tanto más el resto del campo energético reitera la vibración excluída que, entonces, aparece como destino recurrente. Eso sucede así porque esa energía- que es demasiado potente y oscura para la conciencia inmadura- tiene que estar en mi mundo. El mandala, justamente, nos da la posibilidad de resignificar ese vínculo recurrente, ese destino.
Es decir, cuanto más polarizado estoy, más presencia masiva  necesito, a través de otros, de la energía que yo excluyo. Esta es la  homeostasis del sistema. Lo que aun no está recorrido e integrado en mí, tiene que estar afectándome fuera de mí.
La ecuación que necesitamos involucra identificación y rechazo (destino). De acuerdo con esa identificación, uno puede conocer su destino, no porque uno sepa el destino de esa persona- en el sentido de que esté escrito en algún lado- sino porque la estructura de ese campo energético se ordenará de esa manera, inevitablemente.(....)
Lo que estoy diciendo, en otro lenguaje, es que durante todo el despliegue de una vida,-desde el bebé, pasando por el adulto, y llegando al final- está presente una vibración, lo que es, lo que soy. Eso está presente, eso vive, eso vibra, eso genera, y en eso- por tanto- yo voy creciendo y decreciendo. Que capacidad de apertura tiene ese cuerpo a esa matriz vibratoria, es toda la cuestión.
Lo que crece identificado -el yo, la personalidad, lo que yo creo ser- puede estar rechazando sistemáticamente lo que profunda e íntimamente soy, eso que siempre está. Pero también puede ir abriéndose y tomando contacto y dejándose abrir, porque eso siempre está. A esta presencia pueden llamarla como quieran. Lo cierto es que hay una presencia energética, hay algo que está presente desde el principio y que, de alguna manera, es recurrente e integrado. Y hay algo a lo que llamo yo,  que va creciendo y desarrollándose dentro de ese campo energético, pero al mismo tiempo va cerrándose a ese campo. Es decir, habrá una pulsación que surge  de ese cerrarse para estabilizar, y abrirse para incorporar. Hay un ritmo, un pulso, hasta que -eventualmente- el cuerpo en sus vínculos pueda expresar lo que la energía es. (....)
Podemos establecer una ecuación: la energía real (Si Mismo vincular) es la autoconciencia (identificación), más lo que se vive como destino. En este sentido, si yo comprendo con qué aspectos y niveles de la carta natal se ha producido la identificación de la conciencia, se me aparece de inmediato la dirección del destino de una persona: es decir, la trama de experiencias que permiten la reabsorción de lo excluído, que retorna cíclicamente.(....)
El tema básico aquí es advertir el miedo del sí-mismo psicológico al Si-Mismo energético. Tenemos que llegar a percibir que, de una manera u otra, todos estamos asustados de nosotros mismos. 
Liberar nuestra energía nos aterroriza, porque es de un volumen y de una intensidad que, desde el principio, hubo que contraer. Así es como nosotros- por hábito- no liberamos lo que somos, sino que contraemos lo que somos. En el mismo momento en el que uno libera un poco de uno mismo, el otro polo se asusta y comienza a homogeneizar, y esto no lo hacemos individualmente sino colectivamente. La sustancia de la Tierra es una trama vincular que hace esto, y sobre esta sustancia polarizada se constela el Cielo".


Extracto de Ascendentes en Astrología, de Eugenio Carutti.

Campos mórficos

El campo energético de cualquier "ahora" sería, en realidad, un campo de forma. Un campo mórfico que (a la manera en que un sistema cristalográfico "formaliza", a partir de la solución saturada, cristales con determinada organización), imprimiría una "forma", una organización característica, propia sólo de ese momento, a la manifestación (modulando la sustancia "lunar" inicial, la materia prima del ser, a partir de la cual se manifiesta todo lo que es). Astros y, desde luego, seres humanos incluidos, en relación sincrónica entre sí y con todo lo demás.
El propio campo de forma no dejaría de ser, en definitiva, más que otro aspecto de la manifestación.
Por cierto que cada uno de tales campos, en tanto que aspectos desequilibrados del todo, se complementaría con todos los demás. Más aún, incluiría inevitablemente la posibilidad, e incluso la necesidad, de todos los demás.

Un desequilibrio de la Totalidad

"En la carta natal uno tiene los doce signos con distinto énfasis. Por eso, cada uno es un desequilibrio de la Totalidad."
(Carutti)

lunes, 20 de abril de 2015

Maktub (desde el primer Aries)

Una de las conclusiones fundamentales de la visión de Carutti sobre los procesos (y, en relidad, de toda Astrología), es la implicación de todo en todo.
Me explico: Si cualquier carta de cualquiera de los ahora engastados en el tiempo (Saturno) es, en realidad, el retrato, o el modelo, del Universo en ese preciso momento, de ello se deduce necesariamente que toda carta posible estaba ya prefigurada, en su orden exacto, desde el mismo Big Bang (o primer Aries), ya que en ese estallido primordial se contiene el ordenado proceso de desarrollo de la manifestación desde entonces hasta este momento y cualquier futuro imaginable  ( si es que esta forma de expresarlo tiene algún sentido).
Mi carta y tu carta y toda carta ( o, mejor dicho, la carta a la que pertenecemos) había de sobrevenir necesariamente como momento de proceso inevitable. Saturno, en realidad, contenido en Aries. Saturno y tú y yo y la entera manifestación del centro.


Carutti sobre la correspondencia entre el campo energético, la polarización y el psiquismo (1a parte)


El punto de Encaje, Pintura de Juan Rios (Ce Acatl) en su serie dedicada a Don Juan
                     
"Hay un campo energético que se manifiesta constantemente.
Luego se forma un punto focal de ese campo - que es el cuerpo y la conciencia que, a la vez, ese cuerpo va desarrollando de sí mismo- que va viviendo lo que es, a través de vínculos y acontecimientos. Es decir, que va recibiendo la vibración.
Eso significa que hay un nivel energético que emite vibración, que corporiza a través de la interacción de diferentes formas y, al mismo tiempo, una conciencia identificada con una forma-el cuerpo- que recibe esas vibraciones.
El punto reside en que en el nivel de la forma, la conciencia -que recibe la vibración energética- de hecho reacciona a esa energía. Así, inevitablemente, habrá vibraciones de si misma que recibe como energía con la cual se identifica. Y habrá vibraciones de sí misma que recibe como energía a la cual rechaza. porque no la puede soportar. (....)
Entonces, eso que llamamos nuestro psiquismo, crece polarizado en nuestro campo energético.
Ese psiquismo es una cierta constancia de identidad: "soy esto y no soy aquello". Voy incorporando ciertas dosis de mi propia energía, aquellas con las que logro identificarme. Mas allá de esta cantidad, empiezo a vivir esa energía propia diciendo "esto ya no soy yo". (...)
O sea, que no estoy en la totalidad de la carta natal desde lo psicológico. Siento que soy, cuando me identifico con algunos de los elementos de la periferia. Me identifico con un pedacito de mi Sol, con otro de mi Luna, con otro de mi Mercurio. Y con otras de mis energías -por ejemplo, con Urano o con Plutón- no me siento para nada identificado. Siento que no soy yo cuando se manifiestan.
Así. comenzará a generarse una conciencia, labrada a partir de identificaciones y rechazos respecto a la propia energía. 
Entonces, lo que se constituye ahora es una historia, dentro de la vibración constante de la carta natal, que se basa en identificaciones y rechazos. Identificaciones y rechazos respecto de aquello que me toca vivir, pero que, inevitablemente,  no puedo vivir. (....)
En cada nueva manifestación cíclica de la energía, tenemos un nivel energético que se manifiesta indiviso-como totalidad dentro/fuera- y un nivel de cuerpo/conciencia que recibe y experimenta esa energía en cuanto dividida. Eso construye, labra un cuerpo, una emoción, una sensación de identidad que se asusta de sí misma en tanto energía, se protege y se separa de sí misma(...)
Así, se va tejiendo una estructura psicológica que no corresponde con la estructura energética. Diríamos que la estructura energética va esculpiendo la estructura psicológica. En última instancia, la estructura psicológica se va conformando como una autoprotección hacia la propia energía. Es decir, la conciencia que voy creando de mi mismo pasa a ser una idealización de ciertos aspectos, unas fascinación por ciertos aspectos, y la negación del resto de mi energía. 
Así, aquí comienza a surgir el tema de la polaridad: yo me polarizo respecto de mi propia energía. Esto es, la estructuración de mi personalidad (psiquismo) es una polarización de mi campo energético.(...)
El campo energético repetirá constantemente sus vibraciones, bajo distintas formas y situaciones. Esa repetición no se da porque uno esté castigado, sino porque uno es eso. El campo energético repite, del mismo modo que el espejo repite mi cara....Sin embargo, desde el principio, y por razones muy entendibles, elijo una lectura de mi vida que separa "esto si de esto no" "quiero vivir esto de mí y no quiero vivir esto de mí", haciendo que realmente no vea el espejo. Es decir, uno no considera que su campo energético y su red vincular son su espejo energético, su Sí Mismo, en otros.
Un nuevo estado de conciencia llevaría a tolerar el espejo completo. Esto implica que, evidentemente, tendré  que soltar aquello con lo que me he identificado que me obliga a rechazar lo que no puedo tolerar de mí. Y que surgirá un modo totalmente nuevo de vincularme con los otros..."

Extracto de Ascendentes en Astrología, de Eugenio Carutti.


La carta natal en una frase

Carutti: "La carta natal es una estructura que simboliza la tensión entre lo que no tiene forma y lo que sí la tiene".


Carutti sobre la carta como espacio sagrado



Via Lactea desde Alaska, por Jacob W. Frank

"Todo lo que hacemos en una carta natal es movernos en un mandala, en un campo que tiene estas leyes, además de otras que iremos viendo en su momento. Entre otras cosas, un mandala delimita un espacio sagrado. Dentro del mandala está lo sagrado, aquello que trasciende e incluye el estado fragamentario de la conciencia. 
Por esto, una carta debe ser hecha mirándola desde adentro, y no desde afuera, no "espiando" lo sagrado desde el exterior. Esto quiere decir, tomar conciencia de los condicionamientos del pensamiento verbal, externo al espacio mandálico, que violenta el estado de conciencia que el mandala simboliza. 
Hay dos niveles de conciencia en juego. En uno de ellos, el pensamiento verbal del lenguaje cotidiano intenta dominar el mandala, reduciéndolo a sus interpretaciones. En el otro, se entrega a su lógica, aquietándose sin interferir, dejando que se active el estado de conciencia  que aquí llamamos mandálico. 
Es preciso desarrollar esta sensación.: cuando hablamos de "hacer una carta natal, estamos dentro del universo de la astrología, estamos dentro de un espacio sagrado. Esto significa que está expresándose el misterio de una totalidad que se diferencia y no el drama de lo separado que pugna por relacionarse.
El mandala es un símbolo para que la conciencia aprenda a pasar de un estado a otro, dado que la conciencia tiende a hechizarse con los fragmentos aislados, separados, y se deja absorber por ellos. La potencia del mandala impide que algún fragmento absorba a la mente. En el centro, puesto que está todo en cuanto a energía, no hay nada en tanto forma.
Entonces, la primera reflexión que vamos a hacer en relación a una carta natal es que, si nosotros vemos distribuidos en ella a los distintos planetas, nuestra inercia nos llevará a pensar que la identidad de una persona está en punto de la periferia... (o sea, en el sol....).
Lo que la persona "es" en tanto totalidad, no está en ningún punto de la periferia, sino que está en la totalidad de la misma, es decir,en todos los planetas, signos, casas y aspectos organizados de cierta manera. O- lo que es lo mismo- en el centro.
Entonces, el ser de una persona está en el centro del mandala o en la totalidad de la periferia. 
Sin embargo, los seres humanos tendemos a hacer identidad en un fragmento de la totalidad, en un cuerpo particular de la carta natal, básicamente en las características del signos solar, o en la luna o en algún otro planeta o conjunto de planetas.  Y decimos que los restantes representan al padre, la madre, los hermanos, la pareja, los acontecimientos externos, etc...
Sin embargo, nosotros sabemos que cada cuerpo es un significador simultáneamente, de personas y hechos externos y de dimensiones internas. Cada cuerpo expresa un aspecto de mi vínculo estructural entre lo que llamamos interior y exterior. Pero en términos astrológicos, esta separación es propia de una exclusión y de la primacía de la forma-momento canceriano del Zodiaco o de encarnación- , dicho en términos tradicionales.  Precisamente el mandala como símbolo tiene como sentido expresar aquello que nuestra conciencia, identificada con la forma y el tiempo (Cáncer-Capricornio) no puede hacer: la relación sincrónica energía-forma".


Extracto sacado de Ascendentes en Astrología, de Eugenio Carutti.

Carutti sobre el mandala astrológico

Representación en 3D de la Vía Láctea- Autor no especificado

"(....) Lo que está en el centro es exactamente lo mismo que lo que está en la periferia, solo que en otro estado. Un mandala implica el despliegue de un centro en una periferia y, a la vez, implica la disolución de la periferia en un centro. Las dos cosas son lo mismo: o sea, algo se desplega desde el centro amorfo y toma cierta forma en la periferia. Aquello que en el centro está implicado, en la periferia está desplegado, 
En la periferia, el centro se encuentra en estado de forma; en consecuencia, son múltiples las formas necesarias para dar cuenta de la energía, porque la energía, lo ilimitado, no cabe en una sola forma, siendo esta excluyente por definición. La forma siempre deja afuera algo de la totalidad, que deberá manifestarse de formas complementarias. En cambio, el centro en sí mismo contiene toda la energía y, potencialmentre, todas las formas pueden encarnar en esa energía. Así, el mandala se va mostrando en distintos niveles de definición. La periferia es el nivel mas estable, el centro el nivel mas vivo. 
Entonces, esta es la primera relación entre el centro y la periferia: en el centro está la totalidad, y, desplegada en la periferia, está esa misma totalidad, en cuanto multiplicidad.
(....) La representación es evidentemente estática, pero lo simbolizado es treméndamente dinámico. En todo mandala está sucediendo la manifestación y la consumación, al mismo tiempo, simultáneamente. Pero desde luego, hay que comprenderlo a través de sus leyes de representación. 
(....) Una de las consecuencias de este doble movimiento - en el cual el centro se manifiesta en la periferia y a la vez esta se integra, se disuelve, se consuma en el centro- es que cualquier movimiento en una dirección, automáticamente tiene que estar compensado por el movimiento en la dirección contraria. O sea que, si aparece una forma en algún punto de la periferia, tendrá que existir otra forma en el punto opuesto de la misma, que compense a la primera.  Es decir, todo lo que aparece en la periferia del manda tiene que estar representado,-u organizado- de forma bipolar.
Es decir, para que esto sea un mandala, en el mismo momento en que se manifiesta algo en la periferia,  tienen que manifestarse todos los puntos complementarios, manteniendo así el equilibrio de la totalidad en la representación. No hay, en el mandala, posibilidad de una dirección autónoma, unilateral, independiente de las demás.
(....) Asi como la periferia es una manifestación del centro, el centro es una desaparición de la periferia. La coherencia con lo mandálico es que no podemos elegir una de estas dos direcciones. No tiene sentido decir que es una u otra, tener preferencia hacia una o hacia otra. Estas dos direcciones pueden ser reunidas en una imagen de fluir constante, de modo que podemos decir que el mandala pulsa.
(....) En la periferia tenemos entonces una multiplicidad que - podríamos decir- está generada por ese vórtice centra. En el centro, o cerca de él, el movimiento es muy ràpido, tanto, que no permite que nada se estabilice, o sea, que tome forma. Cuanto mas lejanía de él, mas estabilización. Entonces, cuanto más lejos del vórtice central, más quietas se quedan las cosas y mas estables permanecen en su definción. Por eso, en esa periferia aparece lo separado, la multiplicidad. 
(....) Todo mandala alude al principio básico de conservación de la energía. Otro símbolo de lógica típicamente mandálica es la serpiente que se muerde la cola, que se va devorando a sí misma hasta que desaparece. Cuando se devoró totalmente, reaparece. Siempre está muriendo, siempre está renaciendo..."


Extracto sacado de Ascendentes en Astrología, de Eugenio Carutti.

viernes, 17 de abril de 2015

Signos y profundidad

En un Zodiaco circular, no hay momentos de proceso -y, por tanto, signos- más profundos que otros.

¿Alguna idea?

De todos los tránsitos de la energía de un signo a otro, el que más me cuesta comprender es el de Piscis a Aries.
¿Alguna idea?

Carutti y la inteligencia vincular



En espera del próximo libro de Carutti sobre la inteligencia planetaria (a mi me gusta mas el nombre de vincular), aquí van una serie de 10 vídeos  de una entrevista a Carutti que perfilan algunos de los principales puntos del particular enfoque del autor sobre el tema. Después de verlos uno no puede dejar de sentirse pequeño y agradecido ante un enfoque tan profundo, amplio, amoroso y evolucionado. Que lo disfruten:


jueves, 16 de abril de 2015

Sobre el futuro de la Astrología


Autor no especificado

No he podido evitar, después de leer el impresionante post de Amelia de Sola sobre Carutti y la revolución copernicacana en la Astrología, ponerme a  reflexionar sobre el futuro, mas bien, los futuros (siempre son varios) de la astrología. Sus muchas posibilidades y futurables. Pero antes, convendría hacer un poco de recapitulación partiendo del punto central del post de  Amelia de Sola sobre Carutti. La labor esencial de la Astrología ha sido siempre descentrar al hombre. Es decir, recordarle que dentro las leyes de interacción del universo, donde lo que es abajo es arriba y viceversa, él es sólo una manifestación del todo.  Por supuesto,  no es la única disciplina que lo hace, pero si, de todas las ramas del esoterismo,  la que, gracias a su amplio origen (desde siempre se ha hecho astrología en todas partes) ha logrado,  por así decirlo, mas difusión, No sólo por su aspecto predictivo (la astrología predictiva sigue basándose en estas leyes  o principios de correspondencia) sino, sobre todo, porque el lenguaje astrológico moviliza y se dirige hacia la dimensión mas arquetípica del hombre. 

Siguiendo a Jung, toda disciplina que se mueva en el ámbito de lo arquetípico necesita encontrar una forma de regular la relación entre la fragilidad del psiquismo y el poder que contienen estos mismos arquetipos. Caso contrario, se corre el riesgo de la que psique sea poseída por los contenidos del inconsciente y las competencias de cada ámbito (lo arquetípico y lo psicológico) se mezclen indiscriminadamente. La competencia de lo arquetípico es inspirar, amplificar la lente en la que se sitúa el psiquismo, desde ciertos modos energéticos que siguen ciertos ciclos de transformación. La función del psiquismo es obrar en el mundo y llevar a la materia esta energía, con el fin de transformarla. Lo arquetípico es siempre un molde, una forma de la energía, un patrón. El psiquismo es mas bien un tejido sutil y delicado, una esponja que hace de puente entre lo de arriba y lo de abajo, que se empapa de ciertos patrones para licuarlos después sobre el mundo de cierta forma, que casi siempre corresponde con ese patrón. Diferenciar la labor de cada uno, y entrenar la capacidad de relación entre el yo y el inconsciente debería ser materia obligada para cualquier persona que se ponga a estudiar astrología o cualquier otro tipo de saber esotérico. 

Autor no especificado
Desafortunadamente esto no es así, y la astrología termina por cristalizarse en enfoques que caen o bien en lo arquetipico o se convierten, en palabras de Amelia de Sola, en puro psicologismo. Piscologismo significa poner estos patrones al servicio del estrecho marco perceptivo de la psique del hombre, y terminar por atribuirles "funciones fijas". Arquetipismo es ese tipo de astrología criptogámica e  incomprensible que donde tiene que tratar con lo humano se pone a hablar de lo transpersonal, o que en todo quiere ver la marca de la trascendencia cuando de lo que se trata es de que el arquetipo se encarne adecuadamente. 
No solo la astrología predictiva cae en un psicologismo o en un arquetipismo fácil y chabacano, también lo hacen muchas corrientes de la llamada astrología psicológica que voy a obviar mencionar aquí. Este mismo nombre resulta un eufemismo casi inecesario, ya que la astrología lleva haciendo psicología desde el principio de los tiempos. Es decir, atrapando el dinamismo y el poder de cualquier arquetipo en la lente psicológica. De hecho, al hacer astrología, la psicológico cristaliza siempre lo arquetípico. Lo psicológico parte siempre de cierta forma de percepción. Esa percepción corresponde siempre a cierto modo energético o arquetípico, a cierto patrón de la energía. De percibirse y de percibir el mundo, y desde esa percepción despliega todo un mundo, una interpretación, y finalmente una cristalización que es lo que llamamos psicologismo. 

El zodiaco de las revistas no es más que una popularización masiva de ese psicologismo. Pero también lo es la creencia, fomentada por los mismos astrólogos que necesitan comer de ello,  de que es posible levantar la carta natal a una persona que no sabe absolutamente nada del lenguaje astrológico, o de cualquier otra forma de lenguaje simbólico, y decirle alguna cosa que le haga sentido, fuera de unos cuantos tópicos barnizados de tecnicismos. Que a la persona que no está familiarizada con el tema le digas que tal cosa o tal otra es porque tiene el sol en trígono con urano, no creo que le valga un pimiento. Lo común de toda lectura, se haga en el contexto que se haga,  es que hay que lidar con una imposibilidad de base: no se puede ir mas deprisa que el tiempo. Esto significa que lleva años (no una hora ni dos)  reajustar la percepción al descentramiento copernicano que está en la base misma del lenguaje astrológico. Y muchos más aun incorporar este enfoque poco a poco en todas esas partes que se han enquistado en nuestra forma tan narcisista, tan leonina, tan autocentrada de relacionarnos con lo astrológico y con todo en general.


Lo que la astrología propone al nivel mas profundo es ser capaz de quitar nuestro ego de en medio (esa interfase que vive parapateada en algún lugar entre cáncer y leo) con el fin de poder ver y vivir el resto de nuestra carta.  Esto es lo que ha captado Carutti y lo que intenta compartir en la formación de casa XI. Y este es el enfoque del que Amelia de Sola ha partido para poner a Carutti al nivel de Copérnico en la Astrología. Porque realmente es una revolución copernicana, una revolución descentralizadora. Una revolución uraniana, pero  en sentido profundo, no tecnológico.
El enfoque tecnológico de lo uraniano  es otra cosa, solo una vertiente. No deja se ser cierto, pero no llega a este nivel profundo que propone la energía de Acuario, que es sencillamente, liberar y repartir la energía, en este caso, el conocimiento. 

Autor no especificado


Desde hace algún tiempo estamos asistiendo a la eclosión de cierto enfoque o forma de hacer astrología que proclama haber dado un paso más y ser capaz de modernizar la astrología con las herramientas del S.XXI. Es más, de llevar la astrología a todos los ámbitos, a través de herramientas del SXXI. No sólo a través de hologramas en 3D de la carta natal, sino de consignas traídas del mundo del coaching y  de otras vertientes de la psicología, digamos ,"resolutiva" que venden resultados rápidos y sencillos, algo que se agradece en estos tiempos, pero que no tiene en cuenta el tiempo necesario de asimilación que necesita el psiquismo humano para aprender a relacionarse correctamente con lo arquetípico. Relacionarse con lo arquetípico lleva tiempo , no porque sea amplio, sino porque es, ante todo, un modo de ser  dinámico y profundo, que se revela por capas. Lo uraniano se relaciona con un tipo de energía que no se reconoce a través de los procesos y que transmite insights o imputs de energía o conocimiento como quien saca de la chistera un conejo de la nada. Hacer este tipo de astrología a la uraniana tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Una de ellas es que puede dotar a la persona, en un tiempo record, de poderosos y valiosos insights. Pero alguien ha de seguir asumiendo la responsabilidad de guiar a la psique a relacionarse con el poder de los contenidos inconscientes, y este alguien no va a ser nunca lo uraniano, ya que Urano no toma sobre sí mismo ninguna responsabilidad,  porque en él no hay procesos. Por eso necesita trabajar conjuntamente con otros arquetipos que sí funcionan a través de la comprensión de la dimensión de la profundidad, como Saturno, Neptuno,  o Plutón. 

Basar y hacer astrología en el aspecto mas superficial (quizás mas fácil, por ser el más visible) de Urano, esto es, una astrología centrada en el aspecto tecnológico de lo uraniano, puede astrologizar el mundo, llevar la astrología a escuelas, universidades y hospitales, pero no trascender su tendencia al psicologismo. Para trascender la tendencia al psicologismo hay que hacer  no solo una astrología  a la uraniana mucho más profunda, tomando la cualidad mas profunda de Urano/Acuario, que es lo descentralizante, sino ponerla a trabajar en conjunto con cualidades complementarias de arquetipos que tienen cualidades que no tiene Urano,  pero que también se necesitan. Se necesitan porque para que el psicologismo abandone los centro de identidad mas egoicos,  necesita siempre la referencia de otro centro. Apuntar hacia ese otro centro trascendente con la sola ayuda de Urano es un suicidio astrológico de proporciones cósmicas. Ignorar el peso, la necesidad y la función trascendente que los otros planetas transpersonales tienen en el trabajo de descentralización, o mejor dicho, de trancendescentralización (esto es, llevar el centro de un envase a otro cada vez mas amplio) es un error de base egoica, y de fondo, de naturaleza perceptiva.

Autor no especificado
Personalmente me sigue pareciendo ridículo ese ambiente de bola de cristal, sea que esta bola de cristal se haya convertido en un holograma en 3d de la carta natal o en una pantalla interactiva en la que poder navegar virtualmente dentro de la propia carta, que se respira en una consulta astrológica. Posicionarse como técnico o como sabio ante cualquier persona. Leer y preparar una carta ignorando su proceso en el cuerpo y a través del cuerpo. Creer que uno tiene herramientas para navegar por una carta a la que hay que pedir permiso para dar cada paso, porque tratamos con el mapa vivo del alma de una persona, no con un juguete virtual,  me parece, en superficie, seguir haciendo psicologismo, y en profundidad, una muestra de que aun no se ha comprendido  y experimentado corporalmente el dinamismo y el misterio del ámbito astrológico.

Quizás por eso mi interés en la astrología  es esencialmente corporal, y el tipo de astrología en la que creo y la que practico es una astrología que nunca abandona el cuerpo. En este sentido, resulta, por así decirlo, muy poco moderna, muy poco tecnológica. Y cuando digo cuerpo, hablo literalmente. Para mí,  hacer astrología significa,  básicamente,  experimentar y hacerse diestro en la experiencia corporal, psicológica y energética que se va produciendo en este proceso de trans-descentramiento. Es una experiencia paralela al chamanismo, y por lo tanto,  es una astrología que trabaja con los mismos poderes y arquetipos que se manifiestan en lo chamánico,  y que es, en cierta forma, un tipo de astrochamanismo. Quizás, una forma de complementar la sobrecarga que el aspecto tecnológico de lo uraniano produce en nuestra forma de vida. Pero este es ya otro tema a desarrollar paralelamente y  que tiene muchos matices. 

miércoles, 15 de abril de 2015

Carutti: La revolución copernicana en Astrología



Desde mi punto de vista, lo que hace genial a Eugenio Carutti, lo que convierte en absolutamente revolucionario su enfoque de la Astrología, no es tanto su finísima y compleja conceptualización, descripción y discriminación de los temas propios de la disciplina, que también, sino la radicalidad de un enfoque que podríamos llamar totalizador, y que ciertamente deja muy atrás, aunque integra, a la llamada Psicoastrología, que es el paradigma hoy dominante en ese campo.
Carutti es, entre otras cosas, un físico, y eso posibilita una mirada diferente y más amplia, libre no sólo de los tics propios del enfoque clásico, sino también de los limites -canceriano/leoninos, por utilizar sus propias palabras- del psicologismo actualmente en boga.
Cuando hablamos de Carutti hablamos, en realidad, de un Copérnico de la Astrología. Alguien que ha puesto de manifiesto que el ser humano no es el centro de la cosmología astrológica, sino sólo parte de ella, no tanto en un sentido jerárquico -esa también seria una visión clásica- sino en el sentido holográfico.
Y es que cada ahora engastado en el devenir tiene una particular textura energética, una textura acausal, pero manifiesta en la particular disposición de los astros, en ese y sólo en ese momento entre todos los momento posibles. Y esa textura energética es compartida por todo lo que es en ese momento, ser humano, mundo natural, estadio de proceso, objeto, cualidad, pensamiento, energía o producción de cualquier tipo. En realidad, podríamos decir que ese momento es esa textura, en todos sus aspectos y contenidos, si es que diferenciar entre ser y aspectos constitutivos tiene algún sentido, más allá de nuestra necesidad de conceptualización.
Y el ser humano que en ese momento nace, no es que posea, es que es esa textura. Tampoco es que forme parte diferenciada de ese único ahora, es que él y todo son ese ahora que, sencillamente es, y ese ahora que se alumbra es, a su vez, esa textura energética, la única posible, y llevará su impronta para siempre.
Así, el ser humano que, a la manera leonina, se siente el centro de una carta que cree que esta ahí para él, y que piensa que es su visión de su medio lo que configura a éste y a su vida a su imagen y semejanza, ha de darse cuenta, de la mano de Carutti, de que esa carta es un retrato de la manifestación en el momento del ahora de su primera inspiración, y que lo que él llama su ser, su medio y su vida no es más que el despliegue, en el tiempo y en el espacio, de esa particular forma energética que él es, que todo es, que es, en definitiva, ese momento de la manifestación del ser, sólo que acotado, al estilo canceriano, por la necesaria limitación de su visión.
Pero, yendo aún más allá, el despliegue de cada ahora particular no es mas que la acotación canceriana que hacemos en el inimaginable territorio del despliegue universal del ser, donde cada ahora es el ahora, cada forma es toda forma y cada ser es el ser, en un concierto hologramático  de infinitas dimensiones.
El genio de Carutti ha hecho, pues, mucho más que llevar más lejos que nadie a la Psicoastrología: la ha colocado en su lugar en la intuición virginiana de un orden inconmensurable, pero ya entrevisto.
Ha llevado - está llevando- la comprensión humana de la ciencia milenaria de los astros, más allá del momento canceriano/leonino, hacia el siguiente lugar del eterno proceso zodiacal.