lunes, 20 de abril de 2015

Carutti sobre la carta como espacio sagrado



Via Lactea desde Alaska, por Jacob W. Frank

"Todo lo que hacemos en una carta natal es movernos en un mandala, en un campo que tiene estas leyes, además de otras que iremos viendo en su momento. Entre otras cosas, un mandala delimita un espacio sagrado. Dentro del mandala está lo sagrado, aquello que trasciende e incluye el estado fragamentario de la conciencia. 
Por esto, una carta debe ser hecha mirándola desde adentro, y no desde afuera, no "espiando" lo sagrado desde el exterior. Esto quiere decir, tomar conciencia de los condicionamientos del pensamiento verbal, externo al espacio mandálico, que violenta el estado de conciencia que el mandala simboliza. 
Hay dos niveles de conciencia en juego. En uno de ellos, el pensamiento verbal del lenguaje cotidiano intenta dominar el mandala, reduciéndolo a sus interpretaciones. En el otro, se entrega a su lógica, aquietándose sin interferir, dejando que se active el estado de conciencia  que aquí llamamos mandálico. 
Es preciso desarrollar esta sensación.: cuando hablamos de "hacer una carta natal, estamos dentro del universo de la astrología, estamos dentro de un espacio sagrado. Esto significa que está expresándose el misterio de una totalidad que se diferencia y no el drama de lo separado que pugna por relacionarse.
El mandala es un símbolo para que la conciencia aprenda a pasar de un estado a otro, dado que la conciencia tiende a hechizarse con los fragmentos aislados, separados, y se deja absorber por ellos. La potencia del mandala impide que algún fragmento absorba a la mente. En el centro, puesto que está todo en cuanto a energía, no hay nada en tanto forma.
Entonces, la primera reflexión que vamos a hacer en relación a una carta natal es que, si nosotros vemos distribuidos en ella a los distintos planetas, nuestra inercia nos llevará a pensar que la identidad de una persona está en punto de la periferia... (o sea, en el sol....).
Lo que la persona "es" en tanto totalidad, no está en ningún punto de la periferia, sino que está en la totalidad de la misma, es decir,en todos los planetas, signos, casas y aspectos organizados de cierta manera. O- lo que es lo mismo- en el centro.
Entonces, el ser de una persona está en el centro del mandala o en la totalidad de la periferia. 
Sin embargo, los seres humanos tendemos a hacer identidad en un fragmento de la totalidad, en un cuerpo particular de la carta natal, básicamente en las características del signos solar, o en la luna o en algún otro planeta o conjunto de planetas.  Y decimos que los restantes representan al padre, la madre, los hermanos, la pareja, los acontecimientos externos, etc...
Sin embargo, nosotros sabemos que cada cuerpo es un significador simultáneamente, de personas y hechos externos y de dimensiones internas. Cada cuerpo expresa un aspecto de mi vínculo estructural entre lo que llamamos interior y exterior. Pero en términos astrológicos, esta separación es propia de una exclusión y de la primacía de la forma-momento canceriano del Zodiaco o de encarnación- , dicho en términos tradicionales.  Precisamente el mandala como símbolo tiene como sentido expresar aquello que nuestra conciencia, identificada con la forma y el tiempo (Cáncer-Capricornio) no puede hacer: la relación sincrónica energía-forma".


Extracto sacado de Ascendentes en Astrología, de Eugenio Carutti.

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